#2205
Anónimo
Inactivo
    Considero que todos los principios Montessori son aplicables al trabajo con personas mayores, aunque con matices.
    La mente de las personas mayores puede seguir absorbiendo conocimientos aunque a un ritmo menor al que lo hacen los niños, pero eso no quita que no puedan beneficiarse de estas actividades.
    En lugar de tener en cuenta los periodos sensibles como en los niños, en los mayores se debe tener en cuenta las capacidades cognitivas residuales de acuerdo a su nivel de deterioro. De ese modo, sabremos qué actividades son las más adecuadas en base a la capacidad de la persona para realizarla.
    El papel del adulto, o en este caso el profesional que trabaja con la persona mayor es fundamental porque creo más que necesaria la explicación de las actividades y proporcionar la ayuda necesaria debido a las patologías que presentan. Pero en esta ayuda no debe de estar el paternalismo ni mucho menos la corrección de los errores, ya que la sensación de frustración en este grupo de edad está a flor de piel debido en parte a las limitaciones que presentan y a que la sociedad a asociado a la vejez con pérdidas.
    Estas pérdidas o limitaciones hacen que las intervenciones con las personas mayores deban ser individualizadas a sus características, ya que cada persona mayor presentará diferentes patologías y además, cada patología no influye del mismo modo a las personas. Y esta individualización de las actividades se debe plasmar del mismo modo en el ambiente, es decir, el ambiente debe estar preparado para las características de estas personas. Pero en este punto creo que no debemos caer en la infantilización del ambiente, sino que tanto las actividades como el ambiente que preparemos para ello debe ser lo más adecuado a la experiencia vital de cada persona.