#2208
Anónimo
Inactivo

Buenas tardes a todos/as:

Considero que la planificación es imprescindible en el trabajo con personas y más cuando se trabajan con colectivos que requieren de apoyos personalizados. Es por ello, que es de suma importancia el planificar diferentes aspectos: con qué grupo se va a trabajar (individual/grupal), qué objetivos, qué actividades en base a sus gustos, materiales disponibles y adaptados a dichas actividades, etc. No obstante, también considero que hay momentos (no debe convertirse en la premisa diaria) que hay cabida a la “improvisación” al darse situaciones que nos obligan como profesionales a reaccionar rápidamente. En muchas ocasiones, las actividades no se desarrollan como están planificadas, bien porque la persona no está disfrutando, la dinámica de la actividad no se ajusta a sus capacidades/habilidades, el profesional no está sabiendo “llegar” a la persona, etc. Por lo que nos vemos obligados a redireccionar la actividad, cambiar de materiales, de estrategias… Al igual que la compañera, veo este aspecto como una cualidad/capacidad que debemos desarrollar los profesionales con el objeto de poder adaptarnos a todas las situaciones que se nos puedan presentar, sin que ello suponga un perjuicio a las personas con las que se está trabajando.