Desde mi experiencia personal como terapeuta ocupacional en una residencia de mayores, considero que el uso de sujeciones tanto físicas como químicas se implantan o imponen a los diferentes residentes puesto que el personal que trabajamos cubre los ratios mínimos pero no es suficiente para cubrir las verdaderas necesidades de todos los residentes. El equipo de gerocultoras desempeñan diversas tareas y no pueden estar de manera constante vigilando todas las estancias de la residencia para asegurarse de que todos los usuarios se encuentran bien, por ello existen muchísimos cinturones, tanto pélvicos, como abdominales o “petos” en mi residencia. Es un auténtica pena que los mayores estén tan cohibidos y privados de su libertad de ésta manera. Durante las sesiones de terapia ocupacional, en la medida de lo posible los “libero” por un tiempo de dichas sujeciones. Creo que se debería crear poco a poco un plan general para todos los centros, en el que se nos facilite formación y materiales para que de manera paulatina podamos conseguir ser “Centros libres de sujeciones” y que nuestros mayores puedan así disfrutar de todas sus libertades y beneficios de la libertad de movimiento hasta el final de sus días. También creo que los Terapeutas Ocupacionales podemos ser de gran ayuda en éste proceso, puesto que la supresión de sujeciones ayuda a mantener la autonomía de nuestros usuarios y por tanto sería una posible intervención desde nuestro departamento.