En la Unidad de Estimulación Cognitiva donde trabajo la programación es naturalmente, imprescindible y necesaria. Tanto que generalmente requiere más tiempo y esfuerzos que el desarrollo de la propia sesión en sí. Cada persona atendida tiene su plan Individualizado de Intervención con trabajo en grupo o individual ( o combinación de ambos) según cada caso concreto. Organizar la sesión, preparar los materiales, preparar el lugar de trabajo… como sabéis es una tarea laboriosa. Y luego, está lo que ya habéis comentado, que a lo mejor, todos los planes deben ser modificados porque hay que adaptarse a las circunstancias de nuestros pacientes, usuarios, residentes o como cada una de nosotras denominemos a las personas con las que trabajamos. Yo más que improvisación hablaría de flexibilidad, y de previsión. Pienso que hay que intentar tener previstas distintas alternativas por si las circunstancias requieren hacer cambios… y la experiencia hace el resto.