Considero que planificar las actividades siempre es necesario, y por supuesto positivo. Cuando planificas, además de tener mucho más claro lo que quieres hacer y como lo vas a plantear, lo que ayuda a ahorrar tiempo y a organizarse mejor, permite anticipar. Así, se pueden tener en cuenta todas aquellas cosas que pueden pasar, y estar preparado. Es cierto que aún planificando pueden surgir cosas en las que no se haya pensado, pero serán muchas menos. La improvisación favorece el error, la pérdida de tiempo y también la frustración, tanto de las personas usuarias como del/la propio/a terapeuta. Cuando mayor planificación, mayor control sobre la situación.
