#2092
Anónimo
Inactivo

Hola a todos. Es necesario desde los centros, residencias y entidades, con el respaldo de las administraciones públicas, el implementar nuevas medidas técnicas y organizativas para eliminar este tipo de prácticas… Considero de vital importancia el hacer partícipe a las propias familias y profesionales dentro de este cambio desde un ejercicio de empatía (nosotros también envejeceremos, ¿nos gustaría recibir un servicio así? ¿ y a nuestros padres/abuelos/as?) y por supuesto a través de acciones formativas, ya que en muchas ocasiones somos nosotros/as mismas quienes nos resistimos a poner en marcha nuevas medidas, al considerar (sin tener en cuenta a la propia persona) que las intervenciones que estamos llevando a cabo son las más seguras para su integridad física, obviando otras dimensiones de su calidad de vida como es el bienestar emocional y/o interacción social. Sin duda, las sujeciones van en contra de la dignidad y derechos de las personas. Es nuestra misión adaptarnos a sus necesidades en todos los sentidos y no al contrario.

Al igual que comenté en el ejercicio práctico, dejo esta reflexión por aquí…

Nos centramos (en base a las exigencias de la Administración Pública) en el logro de objetivos, en hacer nuestro trabajo de manera eficiente con las menores de las cargas, certificados de calidad, trámites burocráticos, “papeles sin alma”… pero… ¿Y los derechos de los mayores? ¿no trabajamos para mejorar su calidad de vida? ¿De que nos vale que hayan menos caídas, si a nivel psicológico no se está cubriendo las necesidades de la persona y además, se está incidiendo negativamente a nivel físico, social y de autonomía?

Un saludo.