Prácticas potenciadoras:
– Ritmo: dejar hacer a la persona, siempre creando un ambiente relajado, sin prisas y horarios tan establecidos.
– Identificar: cada persona es única y diferente a los demás, es por ello, que se le debe de tratar de forma especial, sin entrar en comparaciones y en nuestros propios prejuicios como trabajadores.
Prácticas detractoras:
– Infantilización: importante el vocabulario que utilizamos, tono de voz así como las actividades que planteamos.
– Ignorar: sus deseos (vestuario, gustos de comida, compañeros con los que tienen más afinidad).
