PRÁCTICAS POTENCIADORAS
EMPODERAMIENTO: Aumentar las oportunidades de las personas para realizar las actividades de la vida diaria (básicas, instrumentales o avanzadas) según sus propias capacidades, según sus secuencias aprendidas, sus rituales, sus apetencias y necesidades en ese momento, etc. Cuando no lo realizan como yo quiero o espero, no significa que hayan perdido capacidades.
FACILITACIÓN: Como decía María Montessori, “cualquier ayuda innecesaria, es un obstáculo”. Por ello es imprescindible observar cada paso de cada tarea que realice la persona. Así se podrá ofertar y facilitar (de forma gradual y respetuosa con su dignidad), únicamente el apoyo que necesita (por motivos físicos, cognitivos, emocionales…) en ese preciso momento y para ese paso concreto de esa tarea (ni ayudas innecesarias, ni ayudas deficitarias).
PRÁCTICAS DETRACTORAS
INVALIDAR: Dejar de quitar valor a aspectos que a los profesionales (cuando estamos “en modo Expertos”) nos resultan sin importancia, no sabemos manejar ni acompañar, no podemos/sabemos solucionar, no entendemos, no consideramos interesante, urgente… Eliminar de nuestro vocabulario la expresión “ESO NO ES NADA”.
IGNORAR: Evitar o interrumpir cualquier conversación (personal o profesional) delante de una persona, cuando no se la incluye en la misma