PRÁCTICAS POTENCIADORAS:
– EMPODERAMIENTO: permitir que la persona tome conciencia y se involucre en las actividades que considere satisfactorias. Por ejemplo, si sé que una persona disfruta ordenando su propio armario facilitaremos que continúe realizando esta actividad.
– CALIDEZ: mostrarles afecto y proximidad en las situaciones del día a día. Por ejemplo, cuando veo a un usuario por el centro preguntarle cómo se encuentra y tener un espacio para hablar.
PRÁCTICAS DETRACTORAS:
– IMOSICIÓN: Obligar a una persona a asistir o realizar una actividad que no le gusta y no le motiva.
– COSIFICACIÓN: No explicarle a una persona que vamos a realizar una transferencia del sillón a la silla de ruedas y realizándola con prisas, sabiendo además que esta persona se pone nerviosa en las situaciones donde no sabe que va a suceder.