DOS PRÁCTICAS POTENCIADORAS:
– Ritmo adecuado, destaco la importancia de respetar sus tiempos a la hora de realizar una actividad o una tarea ocupacional, sin prisas.
– Validación, aceptar un sentimiento tal y como nos lo expresan, sin empeñarnos en quitarle importancia, pensando que de esta forma los haremos sentir mejor.
DOS PRÁCTICAS DETRACTORAS:
– evitación o abandono, ignorar demandas, pasar de largo sin mirar a la persona, unas veces de forma consciente, otras no. Esto hace que las necesidades del mayor no estén cubiertas.
– infantilización, hablar y tratar con paternalismo, como si fueran niños, o incluso las actividades, a veces las infantilizamos, bien por el ambiente, o bien por los materiales que usamos.