Prácticas potenciadoras:
– Ritmo adecuado: respetando el tiempo de la realización de las tareas, sin presionar, más vale que vaya despacio pero lo realice la persona, con alguna ayuda si es necesaria.
– Celebración: de los logros conseguidos, por pequeños que sean, ante el vestido o cualquier actividad a realizar.
Prácticas detractoras:
– Infantilización: tratarles cómo si fueran niños. Al comunicarnos con ellos y al ofrecerles las actividades. Tiene que ser un trato cálido, amable, empático, pero sin dejar de pensar que estamos tratando con personas mayores, que tienen una historia vital y una personalidad (que debemos conocer).
– Manipular: nunca deberíamos hacerlo con las personas. Llevar a nuestros mayores a realizar una elección, una actividad, una salida, etc por medio de engaños o artimañas, es éticamente un horror, menosprecia y anula a la persona y deja mucho que desear de la persona que lo realiza.
