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Todas me parecen interesantes y útiles. Aunque personalmente, por lo poco que he podido observar en la reacción de las personas con las que trabajo, en los estadios 1-4 les encanta el tablero de 100 y aquellas actividades que implican el tener que pensar el cómo colocar las piezas, como por ejemplo el cubo del binomio, los cilindros con botón, etc. Para los estadios posteriores, todo lo que es manipulación sensorial táctil me parece muy adecuado, les encanta andar tocándolo todo, como si estuvieran descubriendo el mundo de nuevo.
Hay que planificar, para poder tener preparado el material, tener una perspectiva de la estimulación que se quiere llevar a cabo y así poder ir alternando y conciliando con otras actividades más lúdicas… pero, bajo mi punto de vista, la improvisación es también importante, porque por mucho que se tenga preparado y programada una actividad, si ese día, por lo que sea, el ambiente de los usuarios, bien de forma colectiva, o bien de forma individual, no está predispuesto y receptivo para ella, no habrá manera de que se haga de forma natural y positiva, al contrario, generará una situación tensa, así que habrá que darle la vuelta a la planificación y echar mano de otras opciones, pensando que si hoy no se trabaja la estimulación, ya se trabajará mañana o de otra forma.
Potenciadoras:
– Celebración: cuando terminan de hacer un dibujo que va a formar parte de un mural sobre Las Fallas, decirles lo bien que ha quedado y las características que ha aportado para que todo quede bonito. Hacerle ver su singularidad al pintar, porque no todo el mundo lo hace igual y eso es lo que da calidad y calidez a La Falla.
– Integrar: en un grupo que juegan a las cartas, introducir a una persona más, que aunque sólo maneja una mano, puede jugar perfectamente.Retractores:
– Intimidación: a una persona con demencia moderada, agarrarla disimuladamente del hombro, mientras la empujas hacia abajo para que se siente llegando incluso a que esa persona se queje.
– Acusar: cuando en el comedor a alguien se le cae el agua al echarse en el vaso, culparla diciéndole “¿qué haces? ¿pero no ves que se cae?”… aquí también se estaría menospreciándola.Por supuesto que encajan, es más, el modelo Montessori no tendría sentido si no estuviese centrado en la persona, es su base principal desde donde se desarrolla toda su metodología. Todos los principios Montessori parten de esa premisa, atención que se centra en la persona a la que se atiende, observando, y “dejando hacer” mientras es “acompañada”. No hay intervención que se haga sin haber valorado todos los aspectos de la persona, incluido, si la persona puede, su propia decisión en cuanto a la forma de llevar su vida, algo muy importante que parece que tiende a olvidarse cuando se trata de personas que empiezan a tener cierta edad y necesitan determinadas ayudas, bien por su deterioro físico o bien por su deterioro cognitivo.
Conforme veo y leo artículos y comentarios me vienen a la mente la cantidad de tipos de residencias que hay actualmente en España. Desde hace unos años se ha imuesto el modelo de grandes centros residenciales, donde existe capacidad hasta para 300 personas… imagino las dificultades que puede suponer la implantación de CLS. En el caso de residencias pequeñas, como es donde trabajo, con capacidad para 50 personas, prácticamente no usamos sujeciones, salvo cuando son estrictamente necesarias. Quizá lo veo más dificil, aunque no imposible, en centros tan “masificados”.
Creo que en España queda mucho trabajo por hacer en cuanto al cuidado al mayor.Buenas.
Desde mi punto de vista, sí veo aplicables todos los principios, unos en mayor medida que otros, por ejemplo “la mente absorvente” tal vez ya no sea tan “absorvente” pues estamos en otra fase cognitiva totalmente diferente. sin embargo, el resto son aplicables y totalmente recomendables. La distribución del espacio, el orden, las actividades completas y en el mismo sitio, son formas de ayudar a fijar su memoria y al mismo tiempo la seguridad en sí mismos, para personas en estadios de desorientación espacial por ejemplo.
La autonomía, en una persona mayor es igualmente importante, pues el sentirse todavía “útiles” les llena de satisfacción, saben que pueden y lo hacen.
En cuanto a la relación con la persona que les aplica las actividades, no debemos olvidar la observación consciente, me parece muy importante y muy acertada la definición. Con esa observación podemos también definir a nivel diario, el cómo está “el ambiente” para saber cómo empezar a enfocar las actividades y ejercer de guías para poder estimular de forma más efectiva. Podemos tener una planificación, pero debe ser siempre moldeable a las circunstancias diarias del adulto, así entiendo que estaremos más afines a sus periodos sensibles.Seguimos aprendiendo…
